La mortalidad por arbovirus en Cuba aumenta debido a la falta de recursos, en especial de reactivos, que además de dificultar el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el dengue y el chikungunya, conduce al abarrotamiento de los hospitales.
La niña Valeria Consuegra Díaz murió el martes en el Hospital Pediátrico “José Luis Miranda” de Santa Clara por infección con dengue y un tipo de estreptococo común en hospitales cubanos conocido como la bacteria asesina.
“Entró con una neumonía silenciosa, en la sala de terapia cogió un dengue que le bajó, drásticamente, las plaquetas y luego se infestó con la bacteria”, dijo a Martí Noticias, una fuente familiar que pidió no ser identificada.
De acuerdo a la fuente, los médicos que la atendieron se desempeñaron con estricto profesionalismo, solo que el dengue la colocó en una situación de salud muy frágil.
El dengue puede dañar las plaquetas, afectando su función y número, lo cual puede ser una complicación grave de la enfermedad. Los niveles bajos de plaquetas pueden llevar a sangrado excesivo, además de vómitos y dolor abdominal.
La usuaria de Facebook, Miladys Hernández escribió: “Un médico, por brillante que sea, no puede curar con su conocimiento. Necesita recursos necesita equipos, medicinas, instalaciones apropiadas; necesita insumos médicos y eso no existe en Cuba. Creo que nunca antes circularon tantas enfermedades juntas que ya ni saben cuántos virus tienen, lo cierto es que cada día se nos muere nuestra gente con enfermedades curables y evitables”.
Valeria, de cinco años, era natural del pueblo villaclareño Encrucijada y estuvo más de 30 días ingresada en el hospital infantil de la cabecera provincial.
“El dengue lo cogen en la misma sala de terapia intensiva, que eso no debía ser así. El problema es la falta de higiene y de fumigación contra los mosquitos”, señaló.
Al respecto, el doctor Alexander Figueredo, residente en Miami, explicó que “si en un hospital existen humedad, agua acumulada y deficiencia en el control ambiental, puede ocurrir que estos mosquitos se reproduzcan dentro del hospital, y provoquen una transmisión entre pacientes o el personal que allí se encuentra”.
Agregó que además de la falta de medicinas, el equipamiento de los hospitales no es idóneo, “las camas no tienen las condiciones necesarias, no hay mosquiteros, el personal no tiene ningún medio para protegerse. Es totalmente posible que exista una infección interna, y más aún en la zona donde el índice de afectación vectorial es alto, y no se aplican las medidas sostenidas de fumigación y saneamiento”.
Los datos del Ministerio de Salud Pública solo reconocen tres fallecidos por dengue en 2025, pero esta cantidad es considerada por muchos como incierta, debido a las muertes reveladas a nivel de barrio.
Una vecina de la localidad que se negó a dar su nombre relató que el médico del policlínico de Encrucijada diagnosticó que la fiebre era de una infección en la garganta, después que era un virus “de esos que llueven en Cuba” como el dengue, el oropouche o el chikunkuya. “Cuando la trasladaron para el hospital, adquirió una bacteria y se fue complicando hasta que falleció”.
Recientemente, una médica explicó a nuestra redacción que la carestía de reactivos en los centros de salud dificulta la detección precisa de los arbovirus, haciendo que los pacientes sean tratados por sus síntomas y no por la enfermedad específica.
Samuel Rodriguez Ferrer, otro internauta, lamentó la muerte de la pequeña “y me recuerda a otro niño, de apenas siete meses, que también murió hace poco tiempo”.
Nueve meses antes, había perecido con similar cuadro clínico y en el mismo centro hospitalario un niño que no había cumplido aún su primer año.
“Empezó a hacer fiebre. Se llevó a los pediatras, dijeron que era por la salida de los dientes. Al cuarto día, fuimos para el hospital, tenía neumonía silenciosa e hizo un derrame pleural, le extrajeron líquido de pulmón y a los nueve días de estar ingresado cogió dengue. Le bajaron las plaquetas y después la bacteria”, relató un familiar que prefirió el anonimato.
“Después, murieron, consecutivamente ocho niños, por los mismos problemas”, afirmó nuestro entrevistado.
También en Encrucijada, murió en esta semana la adolescente de 19 años, Lilianni Deborah Carvajal, tras contraer dengue. Según residentes de la localidad, la joven venía sintiéndose mal desde varios días antes de su muerte, pero cuando acudió al hospital ya sus órganos estaban fallando.
La desconfianza en la capacidad de los hospitales para tratar a los pacientes de manera efectiva, junto con la percepción de que pueden empeorar en lugar de mejorar, lleva a algunas personas a evitar acudir a los centros de salud, incluso en situaciones graves.
Un caso que conmocionó a la comunidad exiliada fue la muerte, también víctima del dengue, de la madre del popular cantante cubano Eduardo Antonio, El Divo de Placetas: “Lamentablemente en Cuba se vive en este momento una pandemia de dengue la cual le dio partida a mi madre el día de hoy”, escribió el artista en un post en redes sociales.
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